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11 d'Octubre de 2012

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El día 12, y pese a que las previsiones meteorológicas no son nada aragüeñas, soy de los que asistirá a la Manifestación que se ha convocado desde las redes sociales con el hashtag #12OctubreEnCataluña y que tendrá lugar en Plaça Catalunya de Barcelona justo a las 12 del mediodía. Allí estaré, espero y deseo, para reclamar mi derecho a sentirme catalán y español y no por eso tener un conflicto interno ni externo ni que se me señale un dedo acusador que se cree autorizado a repartir carnets de catalanidad.

Para mí no es tan importante el número de asistentes a la manifestación como el hecho que por primera vez, gente normal, la "Common people" que diría aquel grupo británico llamado Pulp, gentes totalmente democráticas que hasta ahora nunca habían tenido que salir a la calle para decir que el principio de unanimidad, por el cual el nacionalismo y sus altavoces mediáticos hablan de que Cataluña es un clamor independentista, no es cierto. No es cierto porque somos muchos los que nos sentimos catalanes, queremos y amamos Cataluña pero también nos sentimos españoles y ello repito no es ni ha de ser un problema. Por consiguiente, la novedad y el precedente es importantísimo. Solo podríamos encontrar algo similar en el tiempo cuando la Selección Española de fútbol ganó los dos Europeos pero sobre todo el Mundial. En efecto, aquella manifestación de júbilo por las calles de las principales ciudades catalanas donde decenas de miles de personas celebraron el gol histórico de Iniesta, descolocó incluso a muchos nacionalistas que creyeron imposible que tras años de machacona propaganda hubiera tal multitud de catalanes que se sintieran identificados también con España. Aquello era futbol, futbol que mueve pasiones. Ahora es bien distinto, ahora es una respuesta a que Cataluña somos todos: los nacionalistas y los que no lo somos.

No es una manifestación para hacer una comparación de fuerza con la independentista de la pasada Diada. Quien mejor marca esto son las urnas. No se pueden comparar porque mientras una ha contado con la colaboración inestimable del partido en el gobierno catalán, la televisión pública y los medios concertados durante meses, así como el de la sociedad servil generosamente subvencionada para estos y otros efectos afines al nacionalismo catalán; esta manifestación de 12 de octubre nace desde las redes sociales, de gente anónima que dice basta, y montada tan solo hace 3 semanas con medios muy limitados pero cargados de ilusión. Cierto que ya han dado su apoyo partidos como Ciutadans primero y el PP después pero destaco el valor de los organizadores en darle un sentido apolítico, que sea una verdadera sociedad civil no subvencionada quien salga a la calle y hable. Gran valor.

Me temo que las corrientes nacionalistas no podrán evitar hacer comparaciones y como consecuencia los mismos altavoces mediáticos a los que me refería anteriormente ya se encargarán de ridiculizar el número de asistentes y si más no, buscar algún referente franquista, que de haberlos, será un caso aislado pero elevado por estos medios a categoría de multitud. De nada, ya aviso, servirá que los organizadores hayan dejado bien claro que no caben símbolos que vayan contra otros, símbolos pre-constitucionales. Eso no importará, ya lo verán. Lo verán porque eso no vende a los de su parroquia. No importa, va de serie. Lo interesante y lo recalco una vez más, es el hecho que por primera vez (y eso es significativo pues no son nostálgicos del antiguo régimen dictatorial los que tomarán Plaça de Catalunya el viernes 12), serán votantes de izquierdas, derechas (si es que estos anacronismos todavía son útiles en estos tiempos), apolíticos los que reclamarán aquello de que toda generalización es mala y de que no todos los catalanes somos separatistas.

En el haber del nacionalismo catalán y vasco, sumado a 40 años de recalcitrante nacionalismo español en la figura de Franco, ha conseguido que en Cataluña sentirse español, defender que te sientes español y no por ello renunciar a sentirte catalán sea mal visto y lo peor de todo: que lo ocultes por miedo a sentirte señalado a sentirte exógeno a la "tribu". En efecto, la apropiación de los símbolos españoles que se hizo durante el franquismo ha provocado durante los 37 años después de la muerte del dictador que cualquier persona con convicciones democráticas que defendiera su sentimiento español sea tildado injustamente con el grave calificativo de facha. En Cataluña lo español es facha y lo independentista y nacionalista es la moda, la libertad, la democracia. Y como quiera que es la moda se auto-legitiman para ejercer una cierta y a la vez falsa superioridad moral.

Pues bien, ha llegado la hora de decir basta porque ese arrinconamiento, esa apropiación de los símbolos que, como durante el franquismo, está ejerciendo el nacionalismo catalán (los nacionalismos de cualquier índole tienen tantas cosas en común), el querer meternos a todos en el mismo saco. Es hora de decir que me siento catalán y me siento español, no soy facha, nada tengo que ver con el franquismo, soy un demócrata , tan demócrata como los que se pasearon cívicamente por Barcelona con la estelada.

Espero y deseo que también sea una manifestación pacífica y que los radicales de diversa índole que celebran "sus actos" ese mismo día por Barcelona no perjudiquen esta reivindicación pacífica.

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