19 de Maig de 2011

Abstención militante

Yo no iré a votar. Y muchos menos comprometidos que un servidor, me repiten el tópico de: "eso no aporta nada"; o el malvado: "eso te quita el derecho a quejarte". Y mi pregunta es: ¿cuántos habrá como yo? Que estando formados políticamente, informados hasta el vicio con detalle y al día de la situación económica e institucional del país; no vayan a ejercer su derecho al voto, que no obligación. ¿Qué aporta? Pues teniendo en cuenta el lujo de Ley Electoral que tenemos mucho más que el voto en blanco que favorece a los grandes y dificulta a los pequeños la entrada en las cámaras. ¿Qué no tengo derecho a quejarme? Es lo que hago precisamente no yendo a votar, quejarme de ser el único país de Europa con las listas totalmente cerradas y bloqueadas. Y en todo caso, dudo que quien tenga derecho a quejarse sea el que participa y es cómplice de la tragicomedia esta que llamamos ir a votar en este país. Al fin y al cabo participa del desastre y en caso de tener una posición crítica, ésta nunca se refleja en un porcentaje ni en un quesito durante la noche electoral.  Quien le hace el juego a estos partidos políticos, no se queja con mucha legitimidad moral que digamos. Y sí, la mía es una posición de ética personal, me indigna saber que si fuese francés, inglés, ruso o húngaro podría elegir a mi diputado por mi circunscripción representativa. En cambio siendo de aquí, no puedo. No pretendo convencer a nadie de lo que tiene que hacer, sólo pido que se respete, y se analice la verdadera causa de una abstención que es militante. Y para acabar,  quiero recordarme a mí mismo el sábado 12 de marzo de 2005, en una carta que me publicaron. Aseguré con rotundidad que nunca sabríamos de que iba aquello del 3%. Se taparon a velocidad felina. Seguimos sin saberlo, aposté con un amigo, y gané. Ahora con Pretoria, Palau y pena, el día D; no iré a votar.