17 d'Abril de 2009

La esquizofrenia del tripartito

Decir que el Gobierno tripartito catalán es como el camarote de los hermanos Marx no es descubrir nada. Porque el comportamiento de estos políticos que están en un Gobierno pero critican a ese Gobierno, que son al mismo tiempo poder y oposición, y que son aliados y rivales da para mucho.

Ahora, se han superado, con esto del Centro por la Paz en en las antiguas instalaciones militares del castillo de Montjuïc, en Barcelona. Se trata de uno de esos inventos progres que no sirven absolutamente para nada, excepto para gastar dinero y colocar a familiares y amigos a costa del erario público.

Pero queda muy bien, eso de un Centro por la Paz. Por supuesto, es un misterio -y lo seguirá siendo eternamente- qué función tiene este invento, a qué se dedicará, qué producirá, para qué sirve... En fin, todas esas preguntas que no tienen respuesta y que quedan ocultas tras un nombre tan rimbombante como eso de Centro por la Paz.

Y ahora, salimos del camarote de los hermanos Marx, para entrar en la esquizofrenia. Resulta que el Centro por la Paz estará controlado, en gran parte, por los militares. ¿Que no? Miren los estatutos, según los cuales, la vicepresidencia primera del consorcio que gestionará el invento "corresponderá al ministerio de Defensa o al secretario de Estado en el que delegue".

Además, y por si fuera poco, el convenio mediante el que se crea el artilugio supuestamente pacifista señala que todos los representantes del Gobierno central en el consejo rector, la comisión delegada y la comisión consultiva serán miembros del ministerio de Defensa, según explicaba el otro día en un interesante artículo el diario El País.

Los militares haciendo la paz. El colmo. Hemos rizado el rizo, amigos. Hemos superado lo del camarote de los hermanos Marx, que, al lado de esto, es un grupo de filósofos en un congreso de lógica cartesiana. Más o menos.

Estos tripartitos, o bipartitos, o lo que sean, no están sólo en la Generalitat. También en el Ayuntamiento de Barcelona. Allí, los del PP y los socialistas han apoyado esta esquizofrenia. Es decir, que el inefable alcalde de Barcelona está a favor de que los militares gestionen un Centro de la Paz. Y en la Generalitat, la presidencia, o sea, Montilla, dice también que sí, que los militares deben llevar este asunto.

Bueno, pues en esas estamos. Mientras, ERC mantiene una sonrojante y vergonzosa postura -el que paga manda, y mandan los socialistas-, porque mientras en el Ayuntamiento ha votado en contra, en el tripartito calla. ICV, que son los inventores del artilugio, protestan en los dos sitios, como Convergència i Unió. Y el PP, como el PSC, con los militares, claro. Faltaría más. Viva España.

Que el ministerio de Defensa, o sea, los militares, tengan gran parte del control de un Centro por la Paz, es como poner a Drácula de vigilante de un banco de sangre de la Cruz Roja. Dicho sea, por supuesto, sin pretender comparar a nuestra socialista y distinguida ministra de Defensa con el mítico vampiro.

El delirio llega cuando estos progres, estos socialistas, pretenden convencer a los ciudadanos de que todo esto es lógico, que tiene un sentido, que las cosas deben ser así. Es como cuando pretenden convencernos de que, para salir de la crisis económica, hay que darle el dinero de todos a los ladrones que la han provocado. Como si fuéramos idiotas. Lo peor es que tal vez lo somos.