05 de Febrer de 2010

La Champions de Bamby

El inefable José Luis Rodríguez Zapatero, que analiza las cosas de una forma que muchos llaman optimismo antropológico, aunque sería más acertada otra denominación más relacionada con la capacidad y el sentido común, dijo un día que estábamos entrando en la Champions League de la economía.

De hecho, cuando lo dijo, todavía no habíamos llegado. Ahora sí. Y estamos. Con los inversores huyendo de estampida de los valores bursátiles españoles, el paro imparable, un déficit público que desborda todos los topes y una deuda en continuo crecimiento.

Por si fuera poco, los iconos del zapaterismo se le vuelven en contra a nuestro optimista presidente. El Nobel de economía Paul Krugman, tan admirado por Zapatero, dice que la Champions League ha puesto a España peor que Grecia. O sea, hecha unos zorros.

El otro icono, el amigo americano, Obama, le ha hecho a Zapatero un progresista corte de mangas y lo ha dejado tirado en su cumbre euroatlántica. En esto ha quedado el "histórico acontecimiento interplanetario" que profetizó con su habitual mesura y ponderación una alumna aventajada del zapaterismo, Leire Pajín.

De todas formas, lo del plantón  del presidente de EEUU es raro. Porque, tal como Obama está haciendo las cosas, da la sensación de que es como Zapatero, pero en norteamericano, más o menos. Y es muy dudoso que el hecho de ser norteamericano aporte algo positivo a la variante intelectual conocida como el zapaterismo.

En fin, que un burócrata del funcionariado, como Rajoy, sin hacer nada, simplemente estando calladito, le está ganando, poco a poco, cuotas electorales al PSOE, según los propios cocineros socialistas de las encuestas electorales del CIS. O sea, que la cosa debe de ser aún peor para el PSOE.

Y todo esto, entre la chufla, rechifla y cachondeo de la prensa internacional más seria, cuyos editorialistas andan todavía revolcándose por el suelo de risa desde el día en que Zapatero, cuando empezó la presidencia semestral española de la Unión Europea, dijo solemnemente que iba a liderar -él- la lucha contra el paro y por la recuperación de la economía en Europa.

Bueno, pues eso, que ya estamos en la Champions League. Pero claro, esto es una carajera de tal magnitud que no se arregla con optimismo antropológico, ni con progresismo de salón, ni con izquierdismo de diseño, ni con el sursum corda.

Esto no se arregla con el superficial e infantil feminismo del inefable Zapatero, ni con su solemnidad vacía de contenido, ni con su desconcierto cósmico ante la realidad. Esto va a necesitar algo más que eso de "nosotros somos los mejores". Bastante más.

En este complejo escenario, hasta los animales sufren extrañas mutaciones, inexplicables cambios. Ahora, cuando se necesita gente experta, con tablas, con capacidad y con una visión clara de la realidad, Bamby ha sufrido una de esas mutaciones. Ya no es un cervatillo, es un pulpo. En un garaje.