17 d'Octubre de 2008

Hace días, en La Vanguardia, una interesante crónica desde Londres cuestionaba la viabilidad de una independencia real de Escocia a la luz de los problemas surgidos en los mercados financieros, y más específicamente en los británicos. Y es que una  de las grandes instituciones escocesas,  el Royal Bank of Scotland (RBS), ha tenido que ser rescatado de la quiebra por el Gobierno británico. Otro banco con el nombre de Escocia, el Halifax Bank of Scotland (HBOS), está en una situación parecida.

O sea, el Gobierno de la metrópoli tiene que salvar al banco de la colonia, nacionalizándolo. Al menos, en parte. Es la metrópoli la que tiene que salvar a la colonia. Y, para más inri, el primer ministro británico, Gordon Brown, resulta que es escocés, concretamente de Glasgow. A partir de ahí, ¿con qué argumentos se reivindica la independencia de Escocia? Y es que estamos ante un aspecto inédito de la tan celebrada globalización.

Podría decirse que la independencia no tiene nada que ver con la economía. Podría argumentase que, de hecho, hay bancos de EEUU, Gran Bretaña o Francia controlados por entidades o fondos de inversión extranjeros. Y es cierto.  

Pero, admitámoslo, no es lo mismo. La situación sería como mínimo incómoda para los independentistas. Nunca se deben comparar situaciones que son distintas, pero si trasladamos el caso Escocia-Gran Bretaña al de Cataluña-España, podemos igualmente estar ante situaciones insólitas.

Imaginemos. Es sólo imaginación. ¿Qué pasaría, por poner un ejemplo, si en esta carajera de las turbulencias financieras tuviera un problema La Caixa, pongamos por caso, y tuviera que ser rescatada -nacionalizada, aunque fuera parcialmente- por el Estado español, por el Banco de España? Es sólo una hipótesis, algo que no va a suceder, pero imaginemos que sucediera.

¿Con qué argumentos se reclamaría la independencia de Cataluña, con La Caixa nacionalizada por el Gobierno español para salvarla de la quiebra? En Cataluña no está pasando eso, pero en Escocia ya ha pasado. Claro que aquí, el primer ministro no es catalán, aunque el de Economía, Pedro Solbes, es alicantino, o sea, del País Valencià. No es catalán, pero casi.

Algunos dirán que esas cosas de los bancos no tienen nada que ver con el sentimiento independentista. Vale, vale. Pero aquí no hablamos del sentimiento independentista. Aquí hablamos de una Cataluña independiente con La Caixa intervenida por el Banco de España. Y la verdad es que la cosa no está muy clara. ¿O sí?

A lo mejor es cierto, a lo mejor no pasaría nada. A lo mejor es viable una Cataluña independiente con su más importante institución financiera dirigida por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el gobernador del Banco de España, la metrópoli. Habrá que preguntarle a los escoceses. A ver qué dicen.